Soslayo
No mires de soslayo Porque va a ser el soslayo el que te mire a vos. Decile que sí a tu inquietud y que el soslayo se convierta en un enfrentamiento: En un "esto está pasando, pues me pasa a mí" No te escondas en las tinieblas del mundo circundante Esas tinieblas hablan pero uno puede dejar de escuchar O, aún mejor, puede responder, contrastar, contradecir, imponer. El soslayo sólo se impone en uno por la propia debilidad, por su sumergimiento en pensamientos ajenos, históricamente ajenos. Lo que nos rodea nos invita a nadar, no pensemos que nos invita sólo a sumergirnos, porque si así lo hacemos corremos el riesgo de ahogarnos (y vaya si han habido muertos. La tierra de este mundo está hecha de abono de sumergidos sin retorno). Estamos vivos, pues entonces hagamos honor a lo que eso requiere: seamos nuestra afirmación.
A decir, mirar de soslayo es dudar de uno mismo, pues es tener miedo de las propias consecuencias del sentir. Mirar de soslayo es negarse a uno mismo y dejar salir, a su vez, la sustancia venenosa que esa negación produce: la envidia, el odio, el resentimiento.
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