Carta a los amigos

 

Ustedes han compuesto mi yo
Han hecho de luz en los caminos que se abrían oscuros
y por los que mis pasos se adentraban temerosos.
Han sido la compañía no intrusiva que depara al propio acercamiento
Me han escuchado aparte de ustedes
Me han reconocido como aparte de ustedes
Me entendieron como persona
Como único
Porque se entienden a ustedes como únicos
Y me han dado el espacio el tiempo el lugar la fuerza
Para continuar armando un sendero que nos pertenezca
Han sido la presencia de mis días:
Los días que se erigieron buenos
Y los días que se erigieron malos
También los días que nada parecían tener para dar
Ahí estuvieron ustedes, haciendo torcer la balanza
Desanudando la incógnita de qué día era ese día
Porque sus compañías lograban torcer lo mediocre en algo decente,
el momento alienado en momento compartido

Y en lo tumultuoso de la soledad
En lo árido y lo frío que hay en ella
Se erigen las amistades
Porque una amistad
Es aquello que ya no permite que uno esté solo
Incluso en soledad
Porque se reconoce acompañado
Se reconoce conocido
Y se refleja eternamente en el cariño de esas amistades.
Entonces, por decantamiento,
la soledad pasa a ser
Una convivencia amistosa, un estar solo en compañía.

Esta carta no es una oda a la amistad
Es el reconocimiento de que la vida misma
Es una oda a la amistad
Porque la amistad es su combustible.

La amistad es una forma de comunicarse
Una forma de acercamiento
Una forma de reconocer el deseo del otro
Y de sentirlo correspondido con el propio deseo
La amistad puede darse entre hermanos, entre pares, entre familiares...
es un "cómo-hacer-las-cosas-con-otro".

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